La
Colonia Italiana en Tacna: 1850-1914
Perú
al igual que otros países ubicados en la vertiente del Pacífico –como su vecino
del sur, Chile– no recibe un monto relevante de inmigración europea. La mayoría
de las naciones de esta cuenca hacen grandes esfuerzos por atraer y establecer
en su territorio importantes contingentes de población del viejo continente,
sin gran éxito.
En
víspera de concluir el siglo XVIII y de acuerdo con los datos del censo
practicado en 1775, la colonia italiana en Perú ocupa el primer lugar entre los
europeos residentes. La mayoría de ellos están dedicados al comercio marítimo,
forjando importantes fortunas. Otros peninsulares se ocupan en actividades
económicas más modestas como albergues, fondas, bodegas, panaderías,
pulperías y talleres
donde se emplean elaborando madera, plata o mármol. Un estudioso peruano del
tema,[i]
afirma que entre los pioneros de la moderna inmigración están dos comerciantes
ligures que arriban en la primera década del siglo XIX y que se radican en el
puerto del Callao. Ellos son Antonio
Dagnino que llega en 1802 y Félix
Valega que se establece en 1806, consiguiendo amasar una inmensa fortuna
que le permite financiar la construcción de la Catedral de esta ciudad.[ii]
El
impulso definitivo para la inmigración italiana en Perú lo da el boom del guano –a partir de 1845–,
mientras que en la provincia de Tarapacá, el estímulo está relacionado con el auge económico generado en torno a la
explotación del salitre. Y así lo confirman los datos del censo practicado en
1876, donde se registran 5.005 italianos avecindados en toda la provincia.[iii] Sin embargo, la cantidad de domiciliados en la
ciudad, de acuerdo con este censo, apenas llega a 63 italianos, [iv]
monto modesto que tal vez no explique la fundación en 1867 de la Sociedad Italiana de Beneficencia, orientada
a la protección colectiva y cuyo principal promotor es José Vaccaro.[v]
Con toda seguridad, el número de avecindados en la localidad es mayor, pues
hacia 1870, la autoridades italianas deciden abrir un vice consulado o agencia
consular, debido a la notable presencia de población en esta jurisdicción.
Los
primitivos inmigrantes que se instalan en el pueblo lo hacen alrededor de
mediados del siglo XIX, comenzando a realizar actividades vitivinícolas, es
decir, cultivando vid y construyendo bodegas. Entre las familias vinculadas con
esta actividad y que fijan residencia están los Gianelli, Cuneo y Bartesaghi. Al mismo tiempo, son los
responsables de la introducción de las pastas como los ravioles y los ñoquis;
amén de platos como los fideos al pesto, el menestrone
o el tradicional panetón genovés y
otros productos gastronómicos que la comunidad tacneña adopta en su dieta,
desde fines del siglo XIX.[vi]
La
mayoría de los italianos que habitan en la ciudad son ligures, originarios de
Génova, Imperia y La Spezia.
Poseemos
el antecedente que hacia 1862 se funda la casa
comercial de los Cánepa que más de medio siglo después, es una poderosa empresa
con sucursal en Arica y Charaña (Bolivia).[vii]
Por esta época, en el puerto de Arica son agentes navieros de la compañía Società Anonima di Navigasioni–Italia con sede en Génova
que operan los transatlánticos Orazio, Colombo y Virgilio. [viii]
El
20 de marzo de 1869, una epidemia de fiebre amarilla se arroja sobre la
población. Un órgano de prensa local, asegura que aquel mes se “sepultaron más de 400 cadáveres” dejando
practicamente desértica a la ciudad.[ix]
Años
después, superada la emergencia el pueblo retoma su incesante actividad y los
extranjeros lideran el desarrollo comercial destacando José Palmieri, Pedro Bolla y José Gnecco, afincados desde alrededor del año 1875. Asimismo, este
año, la
comunidad itálica avecindada adquiriere importancia, y ello queda de
manifiesto, a propósito de la visita que realiza el General Mariano Ignacio
Prado, el 3 de noviembre –en gira por la región y en el marco de su campaña
presidencial–, fecha en que es recibido por la comunidad y el principal
discurso lo efectúa José Buttafuoco “quien, a nombre de la Colonia Italiana, dio
la bienvenida y saludó a Prado”. [x]
Años despues, conocemos a otros integrantes de la colectividad citados como
miembros de la Sociedad Italiana di Mutuo
Socorso en 1889. Entre ellos están Juan
Cavagnaro, César Cuneo, Santo Lombardi, Ángel Bollo, Carlo Bacigalupo, Moisés Banchero, Vincente Noziglia, Andrea
Laneri, Dante Castagnola, Federico Rubattino, Fortunato Rimassa,
Giulio Muzzo, Alessandro Badoino, Luca
Descalzi, José Giglio, Nicolo Ghersi, Juan Raffo, Giacomo Solari,
Juan Rochetti, Giacomo Canessa, José Penna, Carlo Patrosso y Juan
Delucchi, entre otros.[xi]
La guerra del salitre y las reclamaciones
italianas
Declarada la guerra entre Chile, Perú y Bolivia, la provincia de Tarapacá
experimenta los más graves daños, producto de las acciones bélicas acaecidas en
su territorio. A partir del bombardeo a Pisagua -el 18 de abril de 1879- los
extranjeros, especialmente, italianos comienzan a ser víctima de los combates
que provocan graves destrozos en sus bienes. Al menos existe constancia
respecto de Luis Cuneo quien a
consecuencia del cañoneo padecido por el pueblo -antes de la ocupación por
fuerzas militares chilenas- sufre graves daños en sus posesiones. Cuneo es natural de Chiavari.[xii]
Muchos son los que presentan demandas ante el Tribunal Arbitral
ítalo-chileno –se afirma que llegan alrededor de 440 solicitudes–, creado para
atender los reclamos gestados a consecuencia del conflicto y que provocan
víctimas inocentes, pérdida de instalaciones, propiedades y negocios de
súbditos italianos y de otras nacionalidades. Este organismos funciona en
Santiago, desde abril de 1884 y hasta enero de 1888.[xiii] Lo integran
un representante del Emperador de Brasil, un personaje nominado por el
Presidente de la República de Chile y un delegado del Rey de Italia.
Los primeros que presentan cargos son Felipe
Massardo, propietario de la oficina salitrera “Solferino”, Pedro Perfetti –uno de los personajes de
mayor fortuna amasada en el negocio del nitrato natural–, y Juan Bautista Rossi. Después se agregan
las peticiones de Luis Cuneo, Julio Zanellini, Domingo Pescetto, José Cecchi,
Felipe Mezzano, Nicolás Rulatto, Augusto Minecto, José Gargano, Juan Bautista
Dodero,[xiv]
Juan Bautista Sanguinetti y José Bertogliatti; en su mayoría,
personajes con residencias en localidades como Tacna, Arica, Iquique y
Pisagua.
Pese a los desacuerdos que suscitan las variadas exigencias, se concluye
por admitir 67 solicitudes de indemnización.[xv] Y entre
quienes reciben pago está Luis Cuneo
que logra del estado chileno la cantidad de 8 mil libras esterlinas, con un
interés del 6%, contados desde el 18 de abril de 1879 y hasta la fecha del
fallo, casi una década después.
En seguida de la victoria en el Campo de la Alianza -el 26 de mayo de 1880-
las tropas chilenas toman la ciudad de Tacna y con la entrada de las primeras
avanzadas de soldados –algunos piquetes se encuentran sin la tuición de sus
oficiales–, comienzan los abusos en contra de la población civil y el saqueos a
pulperías y negocios en su mayoría de ítalos. La primera víctima fatal ocurrida
en la plaza es el peninsular Rafael Rossi, objeto de los “excesos” de un
escuadrón de Carabineros de Yungay que incendian su casa-habitación.[xvi] Igualmente,
se da cuenta del siniestro provocado en el almacén de propiedad de Leopoldo Ricciarelli. Otro afectado por
la violencia de la tropa es Juan Gabba,
cuya residencia es asaltada por un grupo de soldados y que salva su vida
huyendo por los tejados. En este incidente resulta gravemente herido José Fetta [xvii].
Gabba es un destacado personaje de la
colectividad. Ejerce como constructor y levanta varias casonas y otras
construcciones que renuevan el rostro de Tacna. Abandona la ciudad en 1900. [xviii]
Un suceso de gravedad, ocurre después de la batalla del Alto de la Alianza,
colocando en peligro la integridad física del Agente Consular en Tacna Juan Raffo, quien con el afán de
proteger a sus compatriotas y a otros extranjeros, dispone que la sede consular
se convierta en refugio para protejer alrededor de 500 personas.[xix] La residencia
es allanada por tropas chilenas con el pretexto de buscar soldados peruanos
fugitivos, situación que genera la condena del cuerpo diplomático acreditado en
Perú, encabezado por Juan Viviani, a la sazón Cónsul General de
Italia en dicho país. Se agrega que resultaran heridos en confusos incidentes
otros italianos: “Jacobo Parodi –natural
de Piazza, provincia de Génova–Gaspar
Colli y José Fetta –a quien ya hemos hecho referencia–, que eran empleados de casas comerciales asaltadas e incendiadas por
los invasores el 26 de mayo de 1880.” [xx]
Otra de las interpelaciones es efectuada por Tomas Macchiavello, [xxi] que vive en la ciudad
y es dueño de un almacén y arrienda una “chacra”. Durante los días 28 y 29 de
mayo, sufre el robo de los animales que mantiene en sus tierras y su emporio es
saqueado y destruido, pese a que ha hecho saber la calidad de neutral y extranjero,
enarbolando “la bandera
italiana, la misma que fue hecha pedazos por los militares chilenos.” [xxii] Tomás es oriundo de
Rapallo.
Lidera las protestas el agente gubernamental italiano residente en la
ciudad, insistiendo que
las principales víctimas han sido aquellos ciudadanos extranjeros que habitan
en las afueras de la ciudad. Muchos de ellos “tuvieron que lamentar el saqueo de sus bienes, i casi todos reclamaron
de la misma forma. Los reclamantes italianos de Tacna son setenta i cinco, i el
importe de los perjuicios denunciados asciende a soles plata 274,684." [xxiii] Y la crítica de las comunidades
foráneas no se hace esperar, concretándose en la redacción de una “queja
colectiva” rubricada por todos los cónsules extranjeros con asiento en el
pueblo y fechada el 30 de mayo de 1880. Entre los firmantes están los
representantes de Austria y Hungria, Alemania, Argentina, Estados Unidos,
Brasil y, obviamente, Juan Raffo, Agente Consular de Italia.
Por último,
consignemos el reporte realizado por el agente del gobierno italiano acreditado
en Perú, Roberto Magliano que efectuando un balance de la situación –el 13 de enero de 1882–, sostiene que
a consecuencias de las acciones bélicas, fallecen en diversas circunstancias 13
súbditos penínsulares, mientras que con heridas de distinta gravedad resultan
otros 4 italianos.[xxiv]
De igual modo, y
también en relación con la guerra, encontramos la petición del máximo
representante del Reino de Italia acreditado en Perú, en el sentido de requerir
que su gobierno envie al teatro del conflicto, barcos de guerra para proteger
las vidas y los intereses de los italianos. No obstante, la
autoridad real sólo despacha tres naves menores, gesto que decepciona a “la colonia que estaba esperanzada en el
envío de por lo menos un poderoso buque de guerra” [xxv]
La comunidad
itálica después de la guerra del salitre
Concluida la
guerra y en virtud del Tratado de Ancón –suscrito en octubre de
1883–, el territorio comprendido entre la quebrada de Camarones y el río Loa,
vale decir, la provincia de Tarapacá es anexada por Chile. Mientras que Tacna y
Arica quedan “bajo la tutela”, también del estado chileno, durante una década
hasta que “Expirando este plazo, un
plebiscito decidirá, con votación popular, si el territorio de las provincias
referidas queda definitivamente del dominio y soberanía de Chile, o si continúa
siendo parte del territorio peruano. Aquel de los dos países a cuyo favor
queden anexadas las provincias de Tacna y Arica, pagará al otro diez millones
de pesos moneda chilena de plata o soles peruanos de igual ley y peso de
aquella”. [xxvi]
Esto significa que Bolivia pierde la provincia de Antofagasta y su litoral,
mientras que Perú obligadamente debe entregar a Chile la provincia de Tarapacá
en forma perpetua, así como las localidades de Tacna y Arica por el lapso de
una década que, por diversas circunstancias, terminan extendiéndose a cuarenta
y cinco años. La población peruana en la región queda “en una suerte de limbo y las autoridades chilenas regularizaron su
situación mediante la ley del 31 de octubre de 1884, que les permitía conservar
su nacionalidad siempre y cuando se registraran en las municipalidades antes de
doce meses”.[xxvii]
Por tanto, es dable pensar que los extranjeros, incluyendo a los hijos de
Italia, no deben tener dificultades para conservar su ciudadanía.
En este contexto signado por la ocupación chilena los italianos continúan
con sus actividades comerciales en que “el despacho” atendido por una “madama”
caracteriza muchas esquinas de la ciudad.[xxviii] Pero, no
sólo están presentes con el almacén de abarrotes de modestos recursos de
capital. También, ingresan a las demás actividades económicas, especialmente,
después de la retirada de los empresarios ingleses, franceses y alemanes. De
esta manera, la comunidad itálica se convierte en la “verdadera dueña de
Tacna”, controlando el comercio y las finanzas desde el Banco de Tacna,
institución que les permite beneficiarse con dinero fresco para invertir en
proyectos industriales y mineros, junto con otorgar créditos a comerciantes de
Arica y la región. [xxix]
Con el fin de la época dorada de la “exportación del guano” y el término de
la guerra, el flujo migratorio se detiene. De modo que los recién llegados al
Perú y a la región de Tacna y Arica –ambas ciudades en manos chilenas–son
parientes de los ya establecidos.
Antes de cerrarse el tribunal ítalo-chileno –25 de enero de 1888– y que
algunos peninsulares obtengan compensaciones por los daños ocasionados a su
patrimonio durante el desarrollo de la “guerra del salitre”, vuelven a
experimentar nuevas zozobras, debido al conflicto civil de 1891. Al menos en la
región de Tacna y Arica –durante los días 6 y 7 de abril– se ven afectados por
saqueos los comerciantes Alberto Focacci, Vicente Merenda, José Beninca, Felice Pastori y Juan Monti. [xxx] Por lo tanto,
estos sucesos dan origen a nuevas denuncias y reclamaciones.
Primeras décadas del siglo XX
Al finalizar el segundo decenio del siglo XX, hallamos un numeroso núcleo
vinculado a las más diversas actividades comerciales. Sólo como una manera de
ilustrarlo, mencionamos algunos de ellos. En el ramo de abarrotes, es decir,
“almacenes” o “despachos”[xxxi] –ubicados en
la mayoría de las ocasiones, en esquinas de bocacalles– encontramos los locales
de Domingo Abruzzese –además este
comerciante aparece como poseedor de una peletería–, Atanasio Anastasi, Antonio
Bacigalupo, Juan Bacigalupo, Marcelino Bacigalupo –éste empresario
tiene una “fábrica de bebidas gaseosas” y una “de fideos”–; otros negociantes
son Pedro Noé Bacigalupo, Antonio Bartesaghi, Luis Bartesaghi, José Batto,
Camilo Bergamini, Juan Bernardi, Eugenio Bisso, Atilio
Clemente, Armando Chia, Víctor Coda, Carlos Damiano, Juan Dapino,
Juan Ferreto, Domingo Giglio, José Lombardi,
Juan Lombardi, Pascual Lombardi, Antonio
Luongo, Damizno Luongo, Rocco Luongo, Humberto Macchiavello, Benedetto
Manniello, Francisco Onetto, Tomás Parodi, Pedro Pessino, Assunto
Polarolo, Juan Queirolo, José Reppeti, Pedro Sivona, Manuel Solari,
Juan Steccone, Mario Valente, Juan Viacava
y Zampillo Zefferino. Entre los
agricultores identificamos a: Juan
Bartesaghi y José Costa; y como
firmas en la misma área están: Caselli e
Hijos y Rossi Banchero y Cía. –que también es una empresa dedicada a
la distribución mayorista de frutas y verduras–; mientras que es patrono de una
“fábrica de bebidas gaseosas” Humberto
Coda. Una “casa de préstamos” es posesión de Batto y Cía. En tanto que
mantiene una “fábrica de carrocerías” Carlos
Lombardi. Por su parte, ejerce como dentista el peninsular Juan Pescio. Y como no puede ser
diferente las “fábricas de fideos” están en manos de dos italianos, uno citado
más arriba y, otro es José Carlevarino.
Un local dedicado a la fotografía, pertenece a Alfredo Raiteri. En la esfera hotelera se cuentan los
establecimiento de los empresarios Lorenzo
Barbera, Celasio Veristain –Hotel
Raiteri– y los hermanos Castagneto con el “Hotel plebiscitario”.
En la ejecución de obras “ingenieriles” es posible identificar las siguientes
empresas: Julio César Fantappié, Canepa y Cía. y Visconti Hnos., ésta
última compañía también cuenta con una “tienda”. Con un establecimiento dedicado a la
comercialización de madera y barraca, aparece la empresa de la viuda Ghigliotti gerenciada por su hijo. Como
médico cirujano ejerce José Messina.
En tanto, Aurelio Podestá, mantiene
un taller de mueblería y José Gherra
una panadería. Un “restaurants” permanece en manos de José Noceto. Mientras que poseen talleres de sastrería José Barbera y Juan Raiteri que también mantiene una “tienda”; en esta misma
esfera, vale decir, recintos catalogados como “tiendas” destacan los
establecimientos de Juan Bollo, Capellino Hnos., Pascual Espósito, Pescetto
Hnos., Luis Rolando, Guido Tuvo
–también, figura con una zapatería– y Visconti
Hnos.
Por estos años, dos grandes “casas” dominaban el comercio
local. Los clanes Canepa y De Ferrari se respetaban y no
interfieren en los terrenos conquistados por el otro.[xxxii]
Aún en los principios de la segunda década del siglo XX, la colonia
italiana asentada en Tacna es numerosa, entre los principales apellidos que es
posible indicar están los Casaretto, Banchero, Lercari, Queirolo, Giglio, Pessino, Cuneo, Rochetti, Gnecco, Bollo, Martignoni, Pollarolo, Bacigalupo, Guerra, Nolli, Rossi, Pescetto, De Laudi, Canepa, De Ferrari, Parodi, Capellino, Gianelli, Visconti, Peirano y Denegri, entre otros.[xxxiii]
Al finalizar el segundo decenio del siglo XX,
descubrimos una de las figuras de mayor prestigio: Dante Abelli. [xxxiv] Llega joven a nuestros país y, después de algunas
vicisitudes, se radica en Tacna, consagrándose al comercio y la minería,
labores que le permiten labrarse una fortuna. Así, pues, es uno de los
italianos con mayor riqueza de la región. Llega a mantener valiosos yacimientos
de estaño en Bolivia. Su caudal y labor filantrópica le hacen ganar el afecto y
respeto de sus coterráneos, tornándose en el “protector” de la numerosa
colectividad tacneña. Sus paisanos le confieren el honor de nominarlo
Presidente del “Club Social” de la colonia, mientras que la Corona le confiere
la dignidad de “Caballero de la Orden de San Silvestre Papa”.[xxxv]
Organizaciones
Sociedad de Beneficencia
Italiana (La Società di Beneficenza Italiana)
Es la primigenia organización societaria fundada en
1867 y reune en su seno a los más caracterizados integrantes de la colonia. En
párrafos anteriores hemos citado a la mayoría de sus asociados. Bástenos,
insistir en aquellos de mayor relieve como José
Vaccaro, José Palmieri, Pedro Bolla
y José Gnecco. Años después, se unen
otros inmigrantes que arriban a la ciudad y que, rápidamente, consiguen éxito
en alguna actividad económica.
Sociedad Italiana de Socorros
Mutuos (Società Italiana Di Mutuo Socorso)
En 1889, ve la luz la Società Italiana Di Mutuo Socorso, organizada –como todas las entidades de su tipo–, para brindar
auxilio a sus afiliados. Esta organización está integrada por sujetos más
modestos, vale decir, pequeños comerciantes y artesanos. Entre sus principales
miembros están Juan Cavagnaro, César Cuneo, Santo Lombardi, y Angelo Bollo.
Círculo
Italiano (Societá Circolo
Italiano)
Finalmente, nace la Societá
Circolo Italiano, a
comienzos del siglo XX, cuando la colectividad itálica asentada en la ciudad
está consolidada, formando parte de la elite local.
Con el inicio de la “gran
guerra europea”, algunos jóvenes deciden partir de regreso a su tierra para
combatir en el conflicto. Alrededor de 26 integrantes de la comunidad tacneña
parten y, al menos, se conoce que dos de ellos: Juan Pescetto y Juan Lombardi,
pierden la vida en los campos de batalla.[xxxvi]
[i] Véase: Giovanni Bonfiglio, Los
italianos en la sociedad peruana: una visión histórica, Lima, Asociación
Italianos del Perú, 1993, pág. 32.
[ii] Véase: http://www.apellidositalianos.com.ar/peru_inmigracion.htm Consultado el 16 de noviembre de 2009.
[iii] Alfonso Díaz Aguad, «Apuntes sobre los
italianos en la provincia de Tarapacá(1870-1950)», Amérique Latine Histoire et
Mémoire. Les Cahiers ALHIM, 5| 2002, [En línea], Puesto en línea el 23 juin
2006. URL: http://alhim.revues.org/index715.html. consultado el 13 septembre
2010.
[iv] Manuel
Zanutelli Rosas, La huella de Italia
en el Perú, Lima, Fondo Editorial del Congreso del Perú, 2001, pág. 51.
[v] Todas las
evidencias indican que el primer inmigrante de origen italiano que destaca es José Vaccaro presente a comienzos de la
década de los años sesenta del siglo XIX.
[vi] http://inmigracionsigloxix.blogspot.com/2008_10_01_archive.html
.Consultado el 30 de septiembre de 2009.
[vii] Giovanni
Bonfiglio, op. cit., pág. 292. También véase Alfonso Díaz
Aguad, Presencia Italiana en la
Ciudad de Arica 1885-1950, Arica, Ediciones Universidad de Tarapacá, 2000,
pág. 45. Este autor sostiene que: «La familia Cánepa, que en la actualidad es considerada como una de
las más antiguas y sobresalientes de la colonia italiana en Arica, tiene sus
orígenes en 1862, cuando en la ciudad de Tacna, Perú, se funda la Casa Cánepa
Hermanos y Compañía, que tendría su casa matriz en Tacna y una Sucursal en
Arica».
[viii]
Alfonso Díaz Aguad, op. cit.,
pág. 82.
[ix] Isaac
Arce R., Narraciones históricas de
Antofagasta, Antofagasta, Fondo Nacional de Desarrollo Regional (FNDR) –
Ilustre Municipalidad de Antofagasta (IMA), 1997 (Lama Industrial S.A.), pág.
90.
[x]
Véase http://www.peruan-ita.org/personaggi/gambetta/tacna.htm Consultado el 4 de noviembre de 2009. En este
sitio se encuentra un texto firmado por Fredy Gambetta, titulado: «Tacna en el siglo XIX (VI parte). Il Rumor del Caplina».
[xi] http://inmigracionsigloxix.blogspot.com/2008_10_01_archive.html
.Consultado el 30 de septiembre de 2009. Esta página tiene como título «Inmigración en el siglo XIX. Bitácora
sobre la inmigración en el Perú, siglo XIX» y aparece gestionada por Eduardo Salazar.
[xii] Véase: Notizie
dei saccheggi avvenuti dopo la Battaglia di Tacna da un reclamo dell'Agente del
Governo italiano. Firmado por Fredy Gambetta, en: http://www.peruan-ita.org/personaggi/gambetta/top-gambetta.htm Consultado el 14 de enero de 2010. Entre los afectados por
los «bombardeos chilenos» se encuentran los «Solari,
Macchiavello, Casaretto, Cavagnaro, Canepa, Parodi, etc., todos ellos apellidos
de familias ligures». Véase: http://www.palimpalem.com/2/italianosenperu/index.html Página que tiene por título «Apellidos Italianos en el Perú.» Consultado el 14 de enero de 2010.
[xiii]
Según Fredy Gambeta en su
artículo: Noticia de saqueos después de
la batalla de Tacna a propósito de un reclamo del Agente del Gobierno de
Italia, publicado en: http://www.peruan-ita.org/personaggi/gambetta/tacna1880_esp.htm
Consultado el 9 de noviembre de 2009, «La Comisión Mixta se encargaría de recibir los reclamos de los
súbditos italianos "desde el catorce
de febrero de mil ochocientos setenta i nueve, fecha del rompimiento de las
hostilidades, hasta el día en que se ajusten tratados de paz o pactos de tregua
entre las naciones beligerantes" ( Art. III). Asimismo, El Tribunal
Arbitral o Comisión Mixta tenía el plazo de dos años, contados a partir del día
de su instalación, para evacuar sus dictámenes». Para un seguimiento oficial de las víctimas italianas de la
guerra del 79, Véase: Tribunal Arbitral Italo-Chileno. Sentencias pronunciadas por el Tribunal Italo-Chileno en las
reclamaciones deducidas por súbditos italianos contra el gobierno de Chile:
1884-1888. Santiago, Imprenta Nacional, 1891.
[xiv] Su nombre completo es Antonio Juan Bautista Dodero.
[xv]
Véase: Silvia Mezzano Lopetegui,
Chile e Italia: un siglo de relaciones
bilaterales: 1861-1961, [Santiago: s.n., 1995] (Santiago de Chile, Eds. Mar
del Plata), pág. 51.
[xvi] Guillermo
Thorndike, La batalla de Lima
(Volumen 4 de Guerra del salitre), Lima, Promoinvest, 1979, pág. 106. Este
autor sostiene textualmente lo siguiente: “Veinticinco genoveses quedaron
aruinados por el saqueo de Tacna. Ebrios vencedores violaron y después
asesinaron con bayonetas a una italiana en la alameda tacneña. Al comerciante
Rafael Rossi lo aplastaron a culatazos en el interior de su pulpería”. También consúltese a: Giovanni Bonfiglio, op. cit. , pág. 286. Igualmente, véase Manuel Zanutelli Rosas, op. cit., pág.
51, sostiene al respecto que: “Rafael Rossi fue asesinado a sangre fría en su
propia tienda(…). Muchos, una vez destruídas y saqueadas sus viviendas por
parte de los soldados invasores, tuvieron que solicitar protección y hospedaje
en la casa del agente consular Giovanni Raffo”.
[xvii] Con toda seguridad nos estamos
refiriendo a José Fetta Furroni
casado con Anastacia Decaroli P.
[xviii] Véase artículo de F. Gambetta. Presencia Italiana en Tacna en: http://www.peruan-ita.org/personaggi/gambetta/tacna-a1.htm
Consultado el 9 de noviembre de 2009. Este mismo autor asevera que
“Gabba, enfermo, huyó para solicitar socorro. A su pedido acudió un oficial que
sorprendió en la casa a quince soldados que aun se encontraban robando cuanto
objeto encontraban”. Sin embargo, al parecer los soldados involucrados en este
incidente no recibieron ningún tipo de sanción. Al menos, así lo expone Gambeta citando una nota del Agente del
Gobierno de Italia a las autoridades chilenas. Juan Gabba será el gran constructor que modernizará la arquitectura
de la ciudad de Tacna. Realizó hermosas casonas de dos plantas con altas
puertas y ventanas, adornadas con capiteles y persianas, ubicadas en calles
centrales del pueblo. Además, levantó la sede de la colonia italiana de la
localidad. El caso y la sentencia de este súbdito italiano se encuentra
documentado en: Tribunal arbitral
italo-chileno, Sentencias
pronunciadas por el Tribunal italo-chileno en las reclamaciones deducidas por
subditos italianos contra el gobierno de Chile. 1884-1888, Santiago,
Imprenta nacional, 1891, “Reclamación número 124, sentencia número 80”.
[xix] La “agencia consular” de Tacna había
sido abierta en 1870, en consideración de la cuantía de la comunidad italiana
residente. Veáse: Flor María Valez Arroyo, Las
Relaciones entre Perú e Italia (1821-2002). Lima, Fondo Editorial de la
Ponfificia Universidad Católica del Perú, 2004, pág. 87.
[xx] Giovanni Bonfiglio, op. cit., pág. 286.
[xxi]
Para redactar el texto de esta reclamación hemos utilizado, en extenso,
el artículo de Fredy Gambeta, citado
en nota 12 y 13.
[xxii]
Ibid., Véase nota 12 y 13.
[xxiii] Véase: http://www.peruan-ita.org/personaggi/gambetta/tacna1880_esp.htm .Consultado el 16 de noviembre de 2009. En
este sitio se reproduce en extenso el texto de la reclamación. El artículo
firmado por Fredy Gambetta, se
titula: Noticias de saqueos después de la
batalla de tacna a propósito de un reclamo del Agente del Gobierno de Italia.
Básicamente, es el mismo artículo que hemos citado en los nota N° 12, donde
está en italiano.
[xxiv] Silvia
Mezzano Lopetegui, op. cit., pág. 50.
Varios historiadores peruanos sostienen que muchos inmigrantes italianos se
identificaron con la causa peruana al extremo de rendir incluso la vida. Es
más, parece un lugar común sostener que un buen número de súbditos ítalos
tendrá un comportamiento ideal, incluso, “heroíco” en contra del “enemigo que
deseaba destruir el país a cualquier precio”. Así, por ejemplo, se cita el caso
del “heroico marino genovés Pedro Luis Storace que habría muerto en combate
naval en contra de los chilenos”. Igualmente, se hace referencia a los casi 20
italianos, “casi todos bomberos fusilados tras el incendio de Chorrillos”, amen
de otros peninsulares “fusilados” en Iquique y Arica.
[xxv]
http://inmigracionsigloxix.blogspot.com/2008/10/tacna-y-los-inmigrantes-italianos.html
. Consultado el 15 de noviembre de 2009.
[xxvi]
Véase Artículo Nº 3 del Tratado de Ancón. Reproducido de: http://www.laguerradelpacifico.cl/Causas/Ancon.htm
. Consultado el 16 de noviembre de 2009.
[xxvii]
Paula Hurtado López, Sin Dios ni ley: violencia, incomprensión y
desamparo. La situación de Tacna, Arica y Tarapacá tras la Guerra del Pacífico,
a la luz del diario El Comercio y la revista Variedades, 1910-1912, en Letras
Históricas, Número 2. Primavera-Verano 2010, págs. 133-153.
[xxviii] Véase: http://www.peruanita.org/la-presenza-degli-italiani-a-tacna-di-fredy-gambetta.html?start=1 .Consultado el 16 de noviembre de 2009.
[xxix] Véase : http://efrainchoque.blogspot.com/2010/08/la-ocupacion-chilena-de-tacna-1880-1929.html
. Consultado el 16 de noviembre de 2009.
[xxxi]
Una buena descripción de lo que serán los “despachos” de los italianos
en la ciudad de Tacna, lo hemos encontrado en: http://www.correoperu.pe/correo/columnistas.php?txtEdi_i d=6&txtSecci_parent=&txtSecci_id=24&txtNota_id=73968 Consultado el 4 de Noviembre de 2009. El
artículo pertenece a Fredy Gambeta.
[xxxii] Véase artículo de Freddy Gambetta, publicado en:
http://www.peruan-ita.org/personaggi/gambetta/gambetta2-6-04.htm Consultado el 4 de noviembre de 2010
[xxxiii] Véase artículo de Freddy Gambetta, titulado: La Nonna Lina, publicado en Junio 2006 y
consultado el 1° de febrero de 2010 en: http://www.peruan-ita.org/personaggi/gambetta/nonna-lina.htm
[xxxiv]
Joaquín Blaya Alende, Colonia Italiana. El Progreso Italiano en
Chile: Resumen general de las actividades que ha desarrollado en Chile la
Colonia Italiana, Santiago, Imprenta y Litografía, “La Ilustración”, 1921,
págs. 441 y 445.
[xxxv] En el Volumen II de
la “Historia de los Italianos en Chile”, pretendemos continuar narrando el
desarrollo de la Colonia en Tacna, hasta que la ciudad retorne a manos del
Perú.
[xxxvi] Véase: http://www.palimpalem.com/2/italianosenperu/index.html Consultado el 1° de febrero de 2010.
Comentarios
Publicar un comentario